Días atrás, durante una caminata habitual en la marea sanantoniense, nos llamaron la atención decenas de cangrejos muertos en la línea de resaca frente al velódromo (latitud -40,7 longitud -64,9). No eran cangrejos cavadores ni tampoco individuos de otras especies que acostumbramos ver. Tras consultar en libros, internet y con colegas, fueron identificados como Carcinus maenas, el cangrejo verde europeo. A quienes disfrutamos admirando la naturaleza de la bahía, hallar una especie que nunca antes vimos suele alegrarnos. Pero sin dudas no es así cuando se trata de especies exóticas reconocidas internacionalmente como invasoras, porque pueden ocasionar severos problemas y cambios en los ecosistemas en los que se instalan. Es el caso de este crustáceo, incluido en la lista de las 100 especies invasoras más peligrosas del mundo. El cangrejo verde europeo es originario de las costas del océano Atlántico de Europa y norte de Africa. Ayudado por la actividad humana ha colonizado otros continentes. En Argentina se lo halló por primera vez recién iniciado este siglo en el Golfo San Jorge. Desde entonces su distribución se ha expandido por la costa patagónica. La bibliografía indica que es un cangrejo depredador de moluscos, crustáceos y otros invertebrados que habita intermareales y submareales protegidos, es decir no demasiado expuestos al oleaje fuerte. Tolera un amplio rango de temperaturas y salinidad y se adapta a diversos ambientes. Se especula que llegó al país en el agua de lastre de los barcos. Una vez establecido en un sitio, las corrientes marinas se constituyen como uno de los mecanismos de dispersión de sus larvas planctónicas y probablemente es la razón de haberlos hallado en la costa de San Antonio Oeste.